Porque votar por mi en el PRM
Con el nuevo dialogo en Mexico, el oficialismo venezolano centrará todos sus esfuerzos en lograr el levantamiento de medidas coercitivas internacionales, que incluyen un embargo petrolero desde 2019. La fragmentada oposición por su parte buscará abrir espacios electorales con «condiciones».
El primer encuentro no tiene fecha confirmada. El presidente Nicolás Maduro dijo el domingo 8 de agosto que «en los próximos días» se anunciará día y lugar exacto.
Vamos a un diálogo en el que debemos comprometernos todos, para exigir que se levanten las sanciones criminales, la devolución de las cuentas y activos en el exterior que son de Venezuela. Las oposiciones deben comprometerse con la Paz y abandonar el camino de la violencia. pic.twitter.com/cBei7jCErl— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) July 26, 2021
«Está en este momento debatiéndose la agenda, hay siete títulos que están debatiéndose (…) hemos hecho un conjunto de demandas y las mantenemos firmemente, primero el levantamiento inmediatos de todas las sanciones criminales contra la economía», dijo Maduro luego de votar en las elecciones primarias del partido de Gobierno.
El líder opositor Juan Guaidó, a quien medio centenar de países reconoce como presidente encargado de Venezuela, ha dicho estar listo para el diálogo.
Los últimos dos intentos tuvieron lugar uno en República Dominicana (2018), con el expresidente español Luis Rodríguez Zapatero, y otro en Barbados (2019) con la mediación del Reino de Noruega. Ambos se agotaron sin lograr acuerdos.
La emergencia es insostenible y nuestra gente clama una solución.
Debemos hacer los esfuerzos para que el proceso de negociación que está por iniciar logre un Acuerdo, Venezuela lo necesita. Con condiciones para elecciones libres y justas y garantías para todos. pic.twitter.com/NZuTdwa5vU— Juan Guaidó (@jguaido) August 5, 2021
Sanciones, la diferencia y «ventaja» de la oposición
La prioridad para Maduro en este proceso será «tratar de conseguir acuerdos tempranos para tratar de lograr el desmontaje de las sanciones (…) o al menos la flexibilización de algunas», explica a France 24 Oswaldo Ramírez, de la firma ORC Consultores.
Las sanciones representan la principal diferencia de este encuentro en México con respecto a los anteriores procesos. «Eso no estaba antes», señala el politólogo Pablo Quintero. «Las sanciones son el tema fundamental que se va a dar sobre esa mesa», agrega.
Las sanciones son más fácil ponerlas que quitarlas
«Ellos (Gobierno) necesitan desbloquear, necesitan que le quiten las sanciones», agrega Quintero, que aclara que «eso no se va a dar de la noche a la mañana».
«Las sanciones son más fácil ponerlas que quitarlas y en Estados Unidos eso no se va a dar solamente por el hecho de que Gobierno y oposición se hayan sentado en México (…) eso puede tardar», añade.
Estados Unidos lideró, durante la Administración del presidente Donald Trump, el bombardeo de sanciones en un intento por presionar la caída de Maduro, a quien considera un «dictador» y no reconoce su reelección de 2018, que calificó de fraudulenta.
Ya con el presidente Joe Biden en el poder, Washington, junto a la Unión Europea y Canadá, ha expresado la intención de «revisar» las sanciones si una negociación avanza hacia unas «elecciones libres».
Guaidó repite como un mantra la necesidad de convocar a elecciones presidenciales «libres, justas y transparentes» para salir de la crisis y es un punto que lleva a México. Sin embargo, es una exigencia que Nicmer Evans, analista político y disidente del chavismo, ve «inviable» y «difícil» de cumplir.
«Al ver que la propuesta original (…) es elección presidencial (…) pues pareciera estar mediado a un deseo bastante difícil de cumplir, prácticamente inviable, porque eso no está establecido en ninguna parte», agrega.
Según la Constitución de Venezuela, las próximas elecciones presidenciales deberían celebrarse en 2024.
Para Evans, Maduro encabeza «una dictadura que se legitimó a través de un acto electoral del 20 de mayo de 2018, que la gente no reconoció, pero para su racionamiento se legitimó, entonces, estar en esa discusión de decir si es o no presidente, y si en eso se soporta el proceso de negociación está destinado al fracaso», sentenció.
La oposición lo único que puede negociar son «condiciones» electorales, y apostar por un referendo revocatorio, una figura prevista en la Constitución, estima Evans.
Venezuela está a las puertas de comicios de alcaldes y gobernadores (21 de noviembre), que serán organizados por una nueva autoridad electoral acordada entre oficialismo y algunos sectores de la oposición.
Guaidó planteará igualmente en México la entrada de ayuda humanitaria -un punto en el que el propio Gobierno ya ha cedido- y liberación de presos políticos, entre los que se incluyen el exdiputado Freddy Guevara, un cercano colaborador del líder opositor detenido en medio de las discusiones previas a la instalación de esta mesa.
Gobierno, «cómodo» y sin mayores riesgos
Aún sin un completo reconocimiento internacional, Maduro ejerce en la práctica el control territorial e institucional, que incluye a las Fuerzas Armadas, consideradas su principal sostén.
«Las cartas malas están del lado de la oposición porque tiene menos opciones para ofrecer (…) por el tema de las sanciones se va a buscar presionar bastante, pero por otro lado el Gobierno está muy cómodo», señala Quintero. «Van a apostar al quiebre de la oposición en esta mesa de diálogo o negociación», resalta.
«Desde lo económico y lo político (Maduro), se ha dado cuenta de que ha sobrevivido con sanciones y que se ha mantenido medianamente estable», agrega.
Por ello, Quintero considera que las posibilidades de éxito para la oposición son «muy remotas», en medio de una severa fractura a lo interno, que se ha traducido en pérdida de legitimidad. Según ORC Consultores, «el deseo de cambio es de ocho de cada 10 venezolanos», lo que «no se traduce en que esas ocho personas votarían por la oposición».
«Hoy prácticamente todo el liderazgo político tiene lamentablemente un asunto de desconexión», agrega Ramírez.
Y al mismo tiempo, el tema venezolano se ha ido agotando en la agenda internacional.
«Hay una gran presión por parte de la comunidad internacional sobre la oposición, hay muchos ojos puestos en esto por la saturación de este conflicto, ya gran parte de la comunidad internacional está cansada de esto y de alguna manera quieren que algo se resuelva», considera Quintero.
El poder de Maduro no está en riesgo, pero el “gobierno interino” de Guaidó y su legitimidad está contra las cuerdas. Y México puede ser su última carta.