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Con 100 días en la Casa Blanca, Joe Biden ha cumplido 25 de las 61 promesas que prometió en campaña. A través del plan de rescate económico, el plan de infraestructura y el plan de familias quiere recuperar la clase media y el protagonismo del Gobierno para encontrar soluciones a la pandemia, la crisis migratoria, el racismo y las relaciones internacionales. Sin embargo, se enfrenta a un país polarizado y a un Congreso que puede frenar su agenda política.

Medir los primeros 100 días de un Gobierno se volvió relevante después de que Franklin Delano Roosevelt propusiera grandes cambios sociales y económicos para afrontar la Gran Depresión a principios de su Administración en 1933.  El ‘New Deal’ adelantado por FDR le dio un rol vital al Gobierno para ofrecer soluciones a los graves problemas que afrontaba Estados Unidos. Hoy, por medio de grandes paquetes de ayuda económica y más gasto público, Joe Biden vuelve a plantear al Gobierno como la solución, alejándose de la premisa del expresidente Ronald Reagan que afirmaba que “el gobierno no es la solución a nuestro problema, el gobierno es el problema”.

Biden cumple sus primeros 100 días en la Casa Blanca con una aprobación del 55 % de los estadounidenses y una desaprobación del 41%. Un porcentaje más alto que el de antecesor, pero más bajo que otros expresidentes recientes. De las 61 promesas que hizo en campaña, ha cumplido 25 hasta el momento y muchas de las promesas cumplidas han estado relacionadas con intentar ponerle fin a la pandemia y recuperar la economía. 

“A mi me eligieron para solucionar problemas y el problema más urgente que enfrenta el pueblo estadounidense es el Covid-19 y el malestar económico de millones (de personas). Entonces me enfocaré en solucionar estos problemas”, afirmó Biden en marzo.

Además de este enfoque, su Gobierno ha impulsado otros temas en la agenda del país como la reforma migratoria, recuperar las relaciones internacionales con los países aliados y acabar con el racismo sistemático a través de una reforma a la Justicia. Pero, de todo esto, ¿qué ha logrado hacer el mandatario en este periodo de tiempo?

La vacunación, la principal arma de Biden contra la pandemia

Cuando Joe Biden llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos tenía cerca de 195.000 casos nuevos de Covid al día y cerca de 3.000 muertos cada 24 horas. Hoy, los casos son cercanos a los 57.000 al día y la tasa diaria de muertos es casi de 700.  Cifras altas pero que según oficiales de la Administración de Biden han mejorado en gran parte por el plan de distribución de las vacunas por parte del Gobierno. Sin embargo, la Administración de Biden heredó de Trump el programa de vacunación ‘Operación Wasp’ que tenía muy adelantada la distribución y había asegurado las dosis suficientes para que cada estadounidense tuviera su vacuna.

De hecho, cualquier estadounidense que quiera ponerse la vacuna encontrará una disponible. Accesibilidad que ha llevado a que cerca del 42% de la población tenga al menos una dosis y cerca del 30% ya esté vacunada completamente.  Cifras que han permitido flexibilizar los protocolos sanitarios y el porte de máscaras.

Un hombre recibe la vacuna contra el Covid-19, en Worcester, Massachusetts, Estados Unidos, el 22 de abril de 2021. El Gobierno de Joe Biden anunció que con una semana de anticipación cumplió su meta de suministrar 200 millones de dosis en sus cien primeros días en la Casa Blanca.
Un hombre recibe la vacuna contra el Covid-19, en Worcester, Massachusetts, Estados Unidos, el 22 de abril de 2021. El Gobierno de Joe Biden anunció que con una semana de anticipación cumplió su meta de suministrar 200 millones de dosis en sus cien primeros días en la Casa Blanca. © AFP/Joseph Prezioso

Biden ha cumplido cinco de las ocho promesas de campaña en temas relacionados con salud y pandemia. Aprobó el plan de rescate económico de 1,9 billones de dólares que financiaba el plan de distribución de las vacunas, declaró mandatorio el porte de mascarillas en suelo federal, vacunó a más de 100 millones de personas en sus primeros 100 días de Gobierno, cifra que después subió a 200 millones, e instaló centros de vacunación móvil en el país.

Pese al esfuerzo, uno de los retos que subrayan muchos analistas estará en administrar las próximas 200 millones de dosis para alcanzar la anhelada inmunidad de rebaño. Millones de estadounidenses están reacios a ponerse la vacuna y la polarización política no ayuda para aumentar la tasa de vacunación.

Según Carlos Petersen, analista político de la consultora Eurasia, el éxito que Biden ha tenido en su estrategia contra el Covid-19 y el plan de vacunación se debe al bajo perfil con el que ha operado. “Después de un Gobierno de confrontación, Biden se ha enfocado más en la implementación de políticas públicas que en la comunicación de su estrategia. Eso lo ha blindado de ataques, evitado distracciones y permitido enfocarse en su agenda”, indicó el experto a France24.

Las críticas a la política migratoria de Biden

El tema migratorio ha sido centro de las críticas de su Administración, sobretodo de parte de los republicanos, que argumentan que Biden le volvió a abrir la puerta a la inmigración ilegal y a muchos de los problemas que derivan de esta. Muchos republicanos dicen que el discurso flexible de Biden ha aumentado el número de personas que se presentan en la frontera del Sur. En lo que va del año, más de 50.000 niños han cruzado la frontera con México sin acompañamiento de un mayor de edad y más de medio millón de adultos ha intentado cruzarla también, unas cifras record.

A pesar de las críticas, Biden detuvo la financiación y la construcción del muro en la frontera con México, acabó con las restricciones de viaje a las personas que venían de países musulmanes y ofreció estatus de protección temporal a los venezolanos que viven en Estados Unidos.

Sin embargo, el presidente no ha podido frenar las deportaciones tras un bloqueo judicial y no ha acabado con la separación de las familias ya que solo está dejando entrar niños no acompañados y esto ha generado nuevas aglomeraciones en los puntos fronterizos.

Migrantes hacen fila en la frontera de Estados Unidos, en Mission, Texas, Estados Unidos, el 19 de marzo de 2021.
Migrantes hacen fila en la frontera de Estados Unidos, en Mission, Texas, Estados Unidos, el 19 de marzo de 2021. © Julio Cortez / AP

Biden no ha podido renovar y ratificar el DACA, programa que ofrece estatus legal a jóvenes que llegaron a este país cuando eran niños, y ofrecerle un camino a la ciudadanía a los llamados jóvenes ‘dreamers’ o soñadores y a los cerca de 11 millones de migrantes indocumentados que viven en Estados Unidos.

Iniciativas que hacen parte de la reforma migratoria que el presidente envió al Congreso, pero que probablemente se estanque por falta de apoyo de parte de republicanos y de su mismo Partido Demócrata.

“El aumento de migrantes en la frontera fue algo esperado en parte, pero no en la cantidad en la que se han presentado. Esto se ha llevado la atención y ha impedido que Biden avance con su agenda migratoria y la legalización de los indocumentados”, dijo a France24 Andrew Selee, presidente del Instituto de Política Migratoria en Estados Unidos.

Medirse con China, peligro y necesidad al mismo tiempo

El primer viaje internacional de Joe Biden se hará en junio a Inglaterra con motivo de la reunión del G7, después volará a Bruselas para la cumbre de la OTAN. Sus primeros viajes muestran un interés en girar hacia multilateralismo para afrontar retos como el cambio climático y las amenazas geopolíticas de Occidente frente a Rusia y China.

Estados Unidos ha regresado al Acuerdo Climático de París, a la Organización Mundial de la Salud, ha convocado a una cumbre mundial contra el cambio climático y ha mejorado las relaciones con aliados estratégicos como Canadá y Alemania. Además, Biden ha dicho que quiere ingresar nuevamente al Acuerdo Nuclear con Irán.

A partir del primero de mayo, Estados Unidos empezará a retirar sus tropas de Afganistán con el fin de finalizar las eternas guerras del Medio Oriente y suspenderá la ayuda militar a Arabia Saudita con el fin de ponerle fin a la influencia de ese país en la guerra civil de Yemen. Además, recientemente reconoció el genocidio armenio.

El reto en su política internacional está en encontrar puntos en común con China, Rusia y Corea del Norte, países con los que ha marcado distancia. He hecho, su Gobierno ya ha impuesto dos rondas de sanciones a funcionarios rusos por intromisión en las elecciones presidenciales y ya ha prohibido a varias empresas chinas seguir funcionando en los mercados financieros, sobretodo a empresas con vínculos militares y estatales.

Según el senador republicano Lindsey Graham, China será uno de los retos internacionales más grandes de Biden. Así lo sostuvo también ante France24 Evan Ellis, profesor del Colegio Militar de Guerra de Estados Unidos al afirmar que “hay grandes peligros en cuanto a lo que busca Biden en su lucha por tener una economía verde y la relación con Beijing, ya que puede terminar impulsando la dependencia hacia las empresas chinas que dominan muchas de las cadenas de abastecimiento para productos de energía limpia”.

La lucha racial, una promesa con múltiples adversidades

La agenda en la lucha contra el racismo ha estado centrada en el juicio por el asesinato del afroamericano Geroge Floyd que recientemente terminó en el veredicto en contra Dereck Chauvin condenado por homicidio. Tras la decisión del juez, Biden habló con la familia de la víctima celebrando el fallo. Sin embargo, aclaró que este era apenas el principio para acabar con el racismo sistemático en Estados Unidos e invitó a los gobiernos locales y al Congreso a tomar acción frente a la violencia policial.

El exoficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, es llevado esposado después de que un jurado lo declaró culpable de todos los cargos en un juicio en su contra por asesinato en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado, por la muerte de George Floyd. En Minneapolis, Minnesota, EE. UU., el 20 de abril de 2021.
El exoficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, es llevado esposado después de que un jurado lo declaró culpable de todos los cargos en un juicio en su contra por asesinato en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado, por la muerte de George Floyd. En Minneapolis, Minnesota, EE. UU., el 20 de abril de 2021. © Pool/Vía Reuters

A pesar de las apariciones públicas para condenar los hechos, la Administración de Biden no ha podido pasar reformas concretas que mitiguen el racismo. No creó la comisión de supervisión policial que había prometido porque era contraproducente según los sindicatos policiales y no ha impulsado la reforma al sistema judicial ni la reforma policial en el Congreso.

Por su parte, el fiscal general Merrick Garland ha iniciado dos investigaciones particulares para determinar si hay un patrón de racismo y violencia injustificable dentro de la policía tras el homicidio contra la afroamericana de Breonna Taylor en Louisville, Kentucky.

Mayores impuestos a multinacionales, entre los principales desafíos de Biden

En su primer discurso ante el Congreso, Biden expuso sus logros y empujó la agenda de lograr más equidad a través del gasto público en dos planes específicos: el plan de familias y el plan de infraestructura y empleo. Entre los dos grandes proyectos, su Gobierno propone un gasto público cercano a los cuatro billones de dólares. Un dinero que saldrá de aumentos en impuestos para las empresas y las personas más adineradas de Estados Unidos.

Sin embargo, la idea de gravar a las multinacionales y a las personas más ricas va en contra de la retórica republicana que plantea que aumentar el impuesto corporativo del 21 al 28% tendría un efecto adverso al objetivo de crear opciones y darle más oportunidades a la clase media porque terminaría acabando con los incentivos de las empresas para crear más puestos de trabajo. Además, senadores como Ted Cruz y Mitch McConnell argumentan que estos programas son muy costosos para la economía y aumentarían aún más el déficit que tiene el Gobierno.

Un panorama muy polarizado que dificultará la aprobación de estos proyectos en el Congreso por las dos Cámaras y que representa un reto enorme en la agenda de Gobierno de Biden y en su interés de hacer que su Administración tenga un rol estratégico para el desarrollo del país.

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