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El ‘premier’ permite a partir del 17 de mayo reabrir los hoteles, los cines y los teatros en Reino Unido, se permitirá comer y beber en interiores
El ‘premier’ Boris Johnson ha dado permiso a los británicos para «abrazarse» en familia y bajo techo a partir del 17 de mayo, cuando reabrirán finalmente los hoteles, los cines y los teatros en el Reino Unido, se permitirá comer y beber bajo techo en pubs y restaurantes y dejará de estar limitado el máximo de asistentes a los funerales (aunque seguirá habiendo un tope de 30 para las bodas).
Exultante tras su éxito en las elecciones locales, con ninguna muerte por Covid registrada entre domingo y lunes, el menor nivel de infecciones desde julio y una tercera parte de los adultos (17 millones) vacunados dos veces, Boris Johnson anticipó «el mayor paso en el camino hacia la libertad» dado hasta ahora, con la línea final de meta puesta el 21 de junio.
«Vuestros esfuerzos han dado resultados», certificó Johnson, que pidió «cautela y sentido común» ante el levantamiento de las restricciones, sobre todo en el momento de volver a abrazar a los familiares. El ‘premier’ apeló a la responsabilidad personal en la nueva etapa que se abre desde el lunes: «Las decisiones dependerán más de vosotros, sin tener que confiar en los edictos del Gobierno».
«Dar un abrazo a una persona no vacunada siempre entrañará más riesgos que dárselo a una persona vacunada, aunque incluso con las dos dosis no estamos enteramente protegidos», recalcó Johnson. «Tenemos que aprender a vivir de un modo responsable ahora que debemos tomar nuestras propias decisiones».
También desde el lunes, los británicos podrán viajar y pasar la noche en casa ajena y reunirse en grupos de seis bajo techo y de 30 a cielo descubierto. Johnson anunció también el final del uso obligatorio de mascarillas en las escuelas y el reinicio de las clases presenciales en las universidades.
El nivel de alerta nacional ante la pandemia bajó de cuatro a tres, y el profesor Andrew Pollard -del grupo de investigación de las vacunas en Oxford- vaticinó que los británicos «vivirán pronto sin máscaras ni distanciamiento social». Johnson reconoció em su conferencia de prensa que, tal y como están evolucionando los datos, es probable que el distanciamiento social se relaje también el 21 de junio.
«Soy optimista de que las cosas se parecerán cada vez más a la normalidad, pero tenemos que seguir tomando decisiones en función de los datos y tenemos que tener en cuenta el riesgo de las nuevas variantes», admitió el ‘premier’, que expresó su esperanza en ver pronto «la calles de nuestras ciudades llenas de gente».Más en El MundoReino Unido ofrecerá una tercera dosis a mayores de 50 años para erradicar por completo el virus en NavidadLas calles más caras del mundo y los millonarios que viven en ellas
«El contacto íntimo entre familiares y amigos es una de las primeras cosas que queremos recuperar», declaró por su parte el secretario del Gabinete Michael Gove. El Gobierno británico sigue entre tanto en conversaciones con la UEFA para trasladar la final de la Champions entre el Chelsea y el Manchester City de Estambul a Londres. Las nuevas normas permitirán la presencia de hasta 10.000 espectadores en un estado como Wembley.
En Londres se disparó en cualquier caso la alerta en el barrio de Kensington, tras varios casos de la variante surafricana. En Bolton, durante el fin de semana, se detectaron también casos de la variante india, calificada de «mucho más contagiosa» por el jefe médico Chris Witty, que aseguró cómo el aumento significativo de los test entre la población han permitido hasta ahora identificar y aislar a tiempo los casos, y prevenir su propagación.
Ante la posibilidad de anticipar el final de las restricciones sin esperar a junio, el ‘premier’ aseguró que la desescalada seguirá su curso con cautela, tal y como hasta ahora, y que «serán los datos y no las fechas» las que marquen la pauta. Johnson atribuyó el ritmo de la campaña de vacunación a la caída de las muertes y hospitalizaciones por Covid en los últimos cuatro meses, en el que el Reino Unido ha pasado de ser el país de mayor incidencia (más de 127.000 víctimas mortales) al menor nivel de infecciones por cada 100.000 habitantes.