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Porque votar por mi en el PRM

Nikol Pashinian presentó su renuncia formalmente este domingo 25 de abril, un día después de que Estados Unidos reconociera como genocidio la matanza de miles de armenios a manos del Imperio Otomano en 1915 y tras cinco meses de críticas en su contra por haberle concedido territorio de Nagorno Karabaj a Azerbaiyán.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, dimitió a su cargo este domingo 25 de abril. Aunque seguirá en el mando hasta que se realicen las próximas elecciones, su decisión obliga a adelantar los comicios parlamentarios. Pashinyan ya había dicho que las votaciones serían el próximo 20 de junio.

La ley armenia permite que haya elecciones anticipadas si un primer ministro renuncia y el parlamento no logra un consenso en dos ocasiones diferentes para elegir al nuevo líder. 

El primer ministro había dicho desde marzo que en abril presentaría su renuncia formal «no para dejar el poder, sino para celebrar elecciones parlamentarias anticipadas«. Y este domingo cumplió su promesa. 

Al presentar su dimisión, Pashinian dijo en su página de Facebook que les estaba devolviendo el poder recibido de los ciudadanos para que pudieran decidir el futuro del Gobierno a través de elecciones libres y justas. Pashinian asumió como primer ministro a raíz de las protestas a favor de la democracia en 2018.

“Si la gente decide que debo dejar el puesto de primer ministro, obedeceré esa decisión”, aseguró al anunciar su renuncia. Y es que la dimisión es la consecuencia de las protestas que ha habido en su contra desde noviembre de 2020, por firmar un cese al fuego que incluía cederle un vasto territorio de Nagorno Karabaj a Azerbaiyán, territorio que antes estaba controlado por los armenios.

Además, la renuncia llega un día después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, reconociera como un genocidio las masacres de armenios cometidas por el Imperio Otomano en 1915.

La nueva postura del país norteamericano, que nunca había catalogado la matanza como genocidio, lo distancia de Turquía, su aliado en la OTAN, pues durante más de un siglo, los Gobiernos turcos han dicho que lo que ocurrió fue una guerra y no un exterminio sistemático de su parte contra los armenios.

Por su parte, el primer ministro de Armenia celebró la decisión y sostuvo que la declaración de Biden era una cuestión de seguridad de su país. Pero pocas horas después, se hizo a un lado y renunció a su cargo.

Y es que Pashinian enfrentaba desde hace meses una creciente presión social por su desempeño en un hecho que rememora los intentos de limpieza étnica de 1915: la guerra por Nagorno Karabaj.

Pashinian y su firma del cese al fuego en Nagorno Karabaj

Armenia y su vecino Azerbaiyán se han disputado este territorio desde principios del siglo XX porque a pesar de que la Unión Soviética le concedió la gestión de Nagorno Karabaj a los azerbaiyanos, la mayoría de los habitantes del lugar son de etnia armenia, al punto que desde finales de los ochenta ha habido movimientos independentistas que reclaman la unificación con Armenia.

Si bien ambos países pactaron un cese al fuego en 1994, el conflicto se desencadenó de nuevo en septiembre de 2020 con los enfrentamientos entre los separatistas y los militares de Azerbaiyán, respaldados por Turquía. Después de más de 75.000 civiles desplazados, heridos y muertos; y de seis semanas de combates, los dos países acordaron un cese total del fuego. Y fue entonces cuando comenzaron las protestas contra Nikol Pashinian.

Pashinian pactó con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, que los militares azerbaiyanos tomaran el control de grandes extensiones dentro y alrededor de Nagorno Karabaj, incluyendo la segunda ciudad más grande: nombrada Shusha por los azerbaiyanos y Shushi por los armenios. Este era un punto clave de las disputas porque la ciudad está a tan solo 11 kilómetros de la capital, Stepanakert, y porque desde el cese al fuego de 1994 aquella estuvo bajo el poder de Armenia.

Por esta razón, el pacto dejó una sensación de victoria entre los azerbaiyanos y de derrota entre los armenios. Incluso, mientras Aliyev aseguraba que habían liberado “los territorios ocupados”, Pashinian aceptaba en su cuenta de Facebook que tomar concesiones para lograr el cese al fuego había sido una “decisión extremadamente dolorosa” para él y para su pueblo. Esto a pesar de que el primer ministro armenio dijo que no se consideraba derrotado, pero que tampoco se trataba de una victoria.

Sin embargo, miles de ciudadanos no compartieron esa postura y consideraron que Pashinian entregó a Nagorno Karabaj, como lo aseguraban en medio de las protestas. El descontento estaba íntimamente ligado con el temor de que los azerbaiyanos destruyeran el patrimonio cultural y religioso de los armenios una vez los militares tomaran el control de sus antiguas viviendas.

Su miedo no estaba infundado. La histórica disputa entre los dos países también ha amenazado a los milenarios monumentos, los templos religiosos y hasta los libros tanto de los armenios como de los azerbaiyanos, como lo explicó en su momento Karima Bennoune, relatora especial de la ONU para los derechos culturales. Incluso, después del cese al fuego, miles de armenios abandonaron Nagorno Karabaj por miedo a ser asesinados y quemaron sus casas para que no quedaran en manos de los militares turcos y azerbaiyanos.

“Existe un peligro real de que todo rastro de los monumentos que dan testimonio de una presencia física y cultural armenia que se remonta a miles de años pueda ser retirado de Nagorno Karabaj para siempre, como sucedió en Turquía después del genocidio de 1915 y en la región de Nakhchivan, donde las autoridades azerbaiyanas destruyeron todos los sitios del patrimonio cultural armenio”, aseguró el Parlamento Europeo.

Es así como Nagorno Karabaj revivió uno de los episodios más dolorosos para los armenios, solo que esta vez los ciudadanos del país se volcaron en contra de su dirigente Nikol Pashinian.

Fue por esto por lo que, después de cinco meses del cese al fuego y de las protestas en su contra, el primer ministro presentó su renuncia, no sin antes confesar que se vio obligado a aceptar el acuerdo con Azerbaiyán -mediado por Rusia- para evitar mayores pérdidas humanas y territoriales.

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