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El 6 de abril de 2021, el presidente israelí Reuven Rivlin le asignó a Benjamin Netanyahu la tarea de formar un nuevo gobierno.
El presidente israelí hizo a un lado las denuncias por corrupción que enfrenta el primer ministro Benjamin Netanyahu y lo eligió como la figura que tiene mayores posibilidades de sumar fuerzas para sacar al país del bloqueo político. Las elecciones del pasado 23 de marzo no arrojaron a un ganador con mayorías, por lo que sigue abierta la posibilidad de una quinta elección desde 2019.
El ‘Rey Bibi’, como se le conoce a Netanyahu en Israel, tiene 28 días, con la posibilidad de dos semanas de extensión, para sumar los apoyos necesarios en la Knéset (el legislativo unicameral del país) y formar gobierno. Luego de varios días de consultas con los partidos políticos, el presidente Reuven Rivlin determinó que Benjamin Netanyahu tiene más opciones de lograr una coalición que le permita gobernar el país con una mayoría simple en el Parlamento.
El presidente hizo el anuncio este martes 6 de abril en medio de las críticas por desestimar el juicio en curso contra de Netanyahu y el obstáculo que este pueda suponer para la institucionalidad del país.
El más reciente bloqueo político en Israel inició en abril de 2019, cuando luego de las elecciones, ningún partido logró sumar 61 asientos en la Knéset para formar gobierno. Netanyahu falló en sus intentos por lograr una coalición y disolvió el Parlamento para convocar a una nueva elección. El partido Azul y Blanco logró un asiento más que el Likud de Netanyahu en las elecciones de septiembre de ese mismo año, pero el presidente determinó que el mandatario tenía más opciones de sumar respaldos.
Benny Gantz, líder de Azul y Blanco, tuvo la oportunidad de formar Gobierno luego de que Netanyahu no lograra el objetivo. Pero los apoyos no llegaron para el opositor. Se convocó entonces a una tercera elección que tuvo lugar cuando la pandemia empezaba, en marzo de 2020. Una vez más, Netanyahu y Gantz fracasaron en sus intentos por alcanzar una mayoría y ante la presión de la crisis sanitaria, acordaron un gobierno de unidad. La frágil alianza colapsó el pasado diciembre en medio del debate presupuestal. Los israelíes fueron llamados por cuarta vez a las urnas y por ahora no hay garantías de que la historia no se repita.
Durante estos dos años, las acusaciones por abuso de confianza, sobornos y fraude contra Benjamin Netanyahu han rodeado la crisis política.
Netanyahu recibe un voto de confianza un día después del inicio del juicio en su contra
“Cualquiera que haya visto hoy el temerario desempeño de Netanyahu entiende que él no puede continuar con su trabajo”, dijo este martes el líder de la oposición Yair Lapid, que incluso ofreció a Naftali Bennett, líder de un pequeño partido de derecha, la posibilidad de rotarse el poder para sacar a Netanyahu del panorama.
Este 5 de abril inició el juicio contra Netanyahu en una corte de Jerusalén, donde el líder pasó buena parte del día. La exposición de pruebas durante la jornada se enfocó en una de las acusaciones más graves contra el mandatario en funciones. Según la Fiscalía, Netanyahu habría promovido leyes para favorecer con cientos de millones de dólares a la compañía de telecomunicaciones Bezeq, todo a cambio de prensa favorable en su popular medio ‘Walla’.
Netanyahu niega estas y otras acusaciones, en lo que cataloga como una “cacería de brujas”. Si bien cualquier veredicto podría tardar meses, o incluso años, el proceso podría ocupar hasta tres días a la semana, un embarazoso distractor que potencia los llamados de los opositores para que el designado primer ministro se haga a un lado.
“El presidente cumplió con su deber y no tenía otra opción, pero otorgarle el mandato a Netanyahu es una vergonzosa mancha para Israel”, dijo el opositor Yair Lapid tras el llamado de Rivlin a Netanyahu para formar Gobierno.
El presidente tenía hasta la medianoche del miércoles para designar a un primer ministro. Sus otras opciones eran encargar esta responsabilidad al Parlamento u ordenar su disolución. Pero este martes, Rivlin dio el visto bueno a Netanyahu sin estar completamente convencido:
«Para mi gran pesar, tengo la impresión de que ninguno de los candidatos, en esta etapa, tiene una posibilidad real de formar un gobierno, uno que gane un voto de confianza en el Parlamento».