Porque votar por mi en el PRM
Las protestas en Myanmar, tras dos meses del golpe militar, no se han detenido en diversas manifestaciones, minetras la ONU teme un «baño de sangre».
Aunque la junta militar anuncia tregua, el exilio pide intervención extranjera. ONU preocupada por un baño de sangre.
El Gobierno militar de Myanmar anunció este jueves que implementa un alto el fuego unilateral de un mes con respecto a grupos armados insurgentes, pero exceptúa las acciones que considera interrumpen operaciones administrativas y de seguridad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha expresado su «preocupación» por las excepciones planteadas por las autoridades de facto, temiendo que pueda producirse un «baño de sangre».
El anuncio de la junta militar se produjo después de una oleada de combates con al menos dos de las organizaciones guerrilleras de minorías étnicas que mantienen una fuerte presencia en sus respectivas áreas a lo largo de las fronteras.
Más de una docena de estos grupos han buscado durante décadas una mayor autonomía del Gobierno central, a veces a través de la lucha armada, e incluso en tiempos de paz, las relaciones se han tensado y el alto el fuego es frágil.
Luego del golpe militar del 1 de febrero pasado, varios de los principales grupos insurgentes, incluidos los Kachin en el norte, los Karen en el este y el Ejército Arakan de Rakhines en el oeste de Myanmar, lo han denunciado de manera pública y han dicho que defenderán a los manifestantes en el territorio que controlan.
La junta gobernante decidió no combatir a estas agrupaciones, tras algunas incursiones aéreas en días recientes, medida que se considera estratégica para no tener demasiados frentes abiertos y concentrarse en enfrentar los movimiento de masas que ha realizado protestas diarias.
Entretanto, el representante especial del autodenominado «Gobierno civil», Htin Linn Aung, pidió una intervención militar extranjera en el país para «frenar la violencia de la junta militar», la cual ha causado la muerte de más de 530 civiles, incluidos niños, desde el pasado 1 de febrero.
Htin Linn Aung dijo que la intervención militar extranjera es la única manera de parar los asesinatos de civiles, al tiempo que abogó por la creación de un Ejército federal con las minorías étnicas y evitó considerar como ciudadanos a los perseguidos rohinyás.
Por su parte, el movimiento civil contra el golpe de Estado busca una alianza con los grupos armados de minorías étnicas para aumentar la presión sobre el Gobierno militar, pero de momento nada se concretó más allá de sus propios territorios.
A su vez, la enviada especial de la ONU a Myanmar, Christine Schraner Burgener, alertó este miércoles de un «baño de sangre inminente» en el país por parte del ejército golpista y pidió al Consejo de Seguridad «acciones significativas que puedan revertir el curso de los acontecimientos».
«Cuando miremos atrás dentro de diez años, ¿Cómo juzgará la historia esta inacción?. Espero que ustedes puedan actuar mientras aún hay tiempo para evitar el peor de los resultados», dijo Schraner ante los miembros del máximo órgano de la ONU en una reunión a puerta cerrada.