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La reunión será un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, después de las crecientes tensiones desde la llegada a la presidencia de Joe Biden. Pese a que la Casa Blanca ha impuesto sanciones al Kremlin, desde Rusia esperan la reunión para medir la temperatura real de las relaciones.
La primera reunión, como presidentes, entre el estadounidense Joe Biden y su homólogo ruso, Vladimir Putin, será en Ginebra, Suiza el 16 de junio. Así lo anunció Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en un comunicado:
«Los líderes discutirán toda la gama de asuntos urgentes, mientras buscamos restaurar la previsibilidad y la estabilidad en la relación entre Estados Unidos y Rusia».
Por su parte, desde el Kremlin se dijo que los dos líderes discutirán las relaciones bilaterales, los problemas relacionados con la estabilidad nuclear estratégica y otros temas, incluida la cooperación en la lucha contra el Covid-19 y los conflictos regionales.
Esta será la primera reunión de alto nivel entre los jefes de Estado de ambos países desde julio de 2018, cuando Putin se reunió con el expresidente estadounidense, Donald Trump, en Helsinki, Finlandia.
Con una llamada empezaron las conversaciones preliminares
Los acercamientos comenzaron en abril, cuando en una llamada telefónica, Biden sugirió a Putin la posibilidad de reunirse, proposición que fue bien recibida por parte del Kremlin.
La semana pasada, en Reykjavik, Islandia, los jefes de la diplomacia de ambos países, Antony Blinken y Sergei Lavrov, se reunieron para estrechar lazos y empezar a preparar la cumbre.
Los detalles finales se dieron esta semana, con la reunión del asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, y su homólogo, Nikolay Patrushev, quienes discutieron los detalles del encuentro.
La llegada de Biden al poder impactó las relaciones entre Estados Unidos y Rusia
Las tensiones entre Rusia y Estados Unidos no cesan, y entre las quejas de la Casa Blanca están las denuncias de interferencia electoral y los ciberataques rusos, así como la vulneración de derechos humanos, especialmente en el caso del opositor Alexéi Navalny, la posición de Rusia en Ucrania, así como las supuestas recompensas a talibanes para atacar a tropas estadounidenses en Afganistán.
Otro tema que estará sobre el tablero es la posición respecto a Belarús, gran aliado de Rusia, después de que el Gobierno desviase un avión para detener a un periodista disidente bielorruso.
Desde Rusia se ve la cumbre como la oportunidad de escuchar con claridad a Biden, a quien consideran envía, desde el inicio de su mandato, mensajes contradictorios. Una posición distinta a la del expresidente Donald Trump, que evitó conflictos con Vladimir Putin.
Además, Rusia también tiene quejas sobre la geopolítica estadounidense. Considera que interfieren en sus asuntos internos en la presión de Estados Unidos sobre Navalny. También cuestionan las sanciones estadounidenses contra entidades e individuos rusos, así como las amenazas de aumentarlas.