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El presidente Nicolás Maduro recogió el guante tras la propuesta del opositor Juan Guaidó y se mostró dispuesto a iniciar conversaciones, con la mediación de Noruega u otros actores. La alternativa presentada por Guaidó incluye un camino para el levantamiento de las sanciones internacionales, supeditado al cumplimiento de ciertas condiciones.
Es un tibio acercamiento que tiempo atrás parecía impensado. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo estar “listo” para reunirse con “toda la oposición”, en respuesta a la propuesta de diálogo presentada públicamente por el líder opositor Juan Guaidó como una alternativa para paliar la crisis de Venezuela.
En un acto transmitido por la televisión estatal, Maduro aseguró que “con la ayuda de la Unión Europea (UE), del Gobierno de Noruega, del Grupo (internacional) de Contacto” aceptaría reunirse “cuando quieran, donde quieran y como quieran” y así “ver qué se saca de ahí”.
Aunque abierto al diálogo, el mandatario venezolano no escatimó en ironía para referirse a la iniciativa anunciada por Guaidó, quien tiempo atrás mantenía una posición mucho más férrea en cuanto a entablar negociaciones con el chavismo. Maduro señaló que el opositor cambió de un plan que «era la invasión a Venezuela a dialogar con Maduro».
«Se quiere sentar conmigo Guaidó, ¿qué traerá en las manos, qué trampa traerá, le dieron la orden del norte?», se preguntó, a la vez que acusó al expresidente de la Asamblea Nacional de ser «un pelele del norte» y sugerir que «le dieron la orden» de negociar.
En ese discurso ambivalente, Maduro sostuvo que analizará «si se saca algo bueno» de la eventual mesa de diálogo y le dio la bienvenida a la oposición si «ellos abandonan el camino de la guerra, de la invasión, de los atentados, del golpe de Estado» y vuelven «al camino electoral».
Venezuela viene de celebrar elecciones legislativas en diciembre del año pasado, las cuales fueron boicoteadas por los principales líderes de la oposición, quienes se negaron a participar alegando que no existían condiciones para que esos comicios fueran justos y legítimos. A finales de este año están programadas elecciones para gobernadores, de los cuales aún no está claro si participará el arco principal de la oposición.
Un diálogo con condiciones que podría llevar al levantamiento de las sanciones internacionales
En un mensaje difundido a través de sus redes sociales el martes 11 de mayo, el líder opositor Juan Guaidó abrió la puerta al diálogo con el Gobierno de Nicolás Maduro para ayudar a Venezuela a salir de la que calificó como “la peor crisis de toda su historia” y alcanzar “un acuerdo para salvar” al país.
En ese sentido, Guaidó apeló a “ofrecer incentivos al régimen” para que acceda a las peticiones opositores, incluyendo “el levantamiento progresivo de sanciones” internacionales.
Este punto estaría supeditado a una serie de condiciones, que incluyen la elaboración de un cronograma de elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales “libres y justas” con observadores internacionales y garantías democráticas, así como la liberación de detenidos y la entrada de ayuda humanitaria internacional y de vacunas contra el Covid-19.
En una rueda de prensa celebrada este miércoles, Guaidó no descartó a Noruega como un mediador en las negociaciones y señaló que enviados de ese país ya han visitado Venezuela este año en dos ocasiones.
Por su parte, Freddy Guevara, integrante del equipo opositor, sostuvo que el proceso para negociar “ya ha comenzado” y anticipó que habrá “muchas reuniones” hasta lograr instalar la mesa de conversaciones. Para ello, aseguró, las partes deberán acordar una agenda, quiénes formarán los equipos de negociación y cuáles serán las reglas básicas.
Noruega participó como mediador en las negociaciones entre delegados de Maduro y Guaidó en Oslo y Barbados entre mayo y agosto de 2019, diálogos que colapsaron luego de que los representantes del Gobierno se retiraran en rechazo al endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos contra el vital sector petrolero de Venezuela.
Consultado por la agencia Reuters, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país nórdico solo remitió a una declaración publicada en su página web en la que sostiene que “Noruega permanece en contacto con los actores políticos y sociales de Venezuela de manera regular”.
¿Qué motiva el cambio de estrategia de Juan Guaidó?
Juan Guaidó surgió como figura fuerte de la oposición de Venezuela a inicio de 2019 cuando, en su condición de presidente de la Asamblea Nacional, se declaró mandatario interino del país tras considerar inválidos los resultados de los comicios del año anterior que habían decretado la reelección de Nicolás Maduro.
Aquella declaración llevó a Guaidó al centro de la escena y fue respaldada por Estados Unidos, la Unión Europea y decenas de países. Ese reconocimiento fue acompañado de estrategias de presión para forzar la salida de Maduro del poder, principalmente con las sanciones internacionales, y generó masivas protestas sociales detrás de la figura del opositor.
Pero aquel movimiento fue incapaz de desestabilizar a Maduro, que mantuvo el respaldo de las Fuerzas Armadas y de aliados como Rusia, China o Cuba.
La falta de resultados ha provocado un desgaste en Guaidó, con el respaldo de las calles licuado, el surgimiento de grietas en el frente opositor y sin la misma firmeza en el apoyo desde el exterior.
En este escenario, Guaidó dio un giro de 180 grados a su estrategia y abrió la puerta al diálogo como una alternativa para recuperar el protagonismo perdido. Una propuesta que rechazó hace tan solo cuatro meses, cuando se instauró la mesa de negociaciones en el Parlamento, a pedido de Nicolás Maduro.
En este contexto, el líder opositor también quedó a contramano en su posición respecto de la nueva conformación del Consejo Nacional Electoral (CNE), integrado por tres rectores chavistas y dos opositores. La medida fue catalogada por Guaidó como una “supuesta concesión” para dividir a la oposición, pero recibió un guiño, con reparos, de la Unión Europea –que la consideró un “primer paso”- a nivel internacional, mientras que a nivel nacional contó con el respaldo de la principal patronal del país, Fedecámaras, y de otro de los referentes opositores, Henrique Capriles, entre otros.