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El 31 de marzo Navalny dejó de ingerir alimentos para protestar por la imposibilidad de ser tratado por uno de sus médicos personales. Pese a no haberlo logrado, ha sido visto por médicos civiles, por lo que su entorno le ha pedido que abandone la huelga de hambre al estar aumentando el riesgo de muerte. Un hecho que llega dos días después de nuevas protestas para su liberación, empañadas por redadas y detenciones.
24 días sin ingerir alimentos. La protesta del opositor ruso Alexéi Navalny llegó a su fin este 23 de abril después de recibir atención médica de profesionales civiles y tras las peticiones de un sindicato de especialistas de su entorno, quienes le advirtieron que su vida podría empezar a correr serio riesgo.
Navalny inició la huelga de hambre el 31 de marzo para protestar por la imposibilidad de que médicos de su elección le pudieran visitar en la cárcel de IK-2, también conocida como Pokrov. Las autoridades rusas aseguraron que el político disponía del personal médico del centro penitenciario, del que se negaba a recibir atención.
A través de Instagram, y mediante sus abogados, Navalny anunció el fin de la huelga de hambre y aseguró que continuará exigiendo que le visite un médico personal, alegando que está perdiendo sensibilidad en sus piernas y brazos. Sin embargo, se mostró satisfecho por la presión internacional:
«Hace dos meses mis solicitudes de ayuda médica estaban provocando sonrisas. No me dieron ningún medicamento. Gracias a ustedes, ahora un concilio de médicos civiles me ha examinado dos veces”, se lee en la cuenta de Instagram del político.
Estados Unidos avisó a Rusia de «consecuencias» si moría Navalny
El martes, Anastasia Vasileva, al frente del sindicato de médicos Alianza de Doctores, había asegurado a Navalny que mantener la huelga de hambre «sería peligroso para su vida y para su salud».
Ese día, por primera vez, el opositor fue trasladado a un hospital penitenciario para ser examinado por médicos civiles. Un hecho que para el político ruso es un triunfo de la presión internacional. De hecho, Estados Unidos había avisado a Rusia de «consecuencias» si el opositor moría en prisión.
Un día después, el miércoles, Rusia vivió protestas por distintas ciudades del país, así como frente a embajadas de todo el mundo. Los manifestantes exigieron que Navalny pueda recibir la atención adecuada, además de ser liberado. Esas manifestaciones dejaron más de 1.000 detenidos, según OVD-Info.
Las marchas estarían obligando a Rusia a empezar a dispensar la ayuda médica solicitada por el opositor, según dijo un asesor de alto nivel a la agencia de noticias Associated Press.
A principios de febrero, Alexéi Navalny fue condenado a tres años y medio de prisión, de los que tendrá que cumplir dos años y medio. Fue detenido tras su regreso a Rusia después de recuperarse en Alemania del envenenamiento sufrido con Novichok en agosto de 2020. Un ataque que le llevó a estar en coma, en un tiempo que la Justicia rusa considera que se saltó la libertad condicional, motivo por el que finalmente ingresó a prisión.
Navalny es el principal opositor del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y ha estado denunciando públicamente corrupción en el Kremlin, además de presentarse a elecciones políticas y convocar las manifestaciones más masivas de las últimas décadas en Rusia.