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Desde comienzos de abril crece la tensión entre Rusia y Ucrania. En las últimas semanas se intensificaron los combates en la región de Donbass, teatro de un enfrentamiento armado desde 2014 entre separatistas prorrusos y el Ejército ucraniano. Este martes la OTAN pidió a Moscú «cesar inmediatamente» el envío de más tropas a la frontera.

Desde enero de este año, al menos 21 militares ucranianos han muerto en la región de Donbass (este de Ucrania), casi la mitad de ellos en marzo. Según la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el alto al fuego ha sido violado un 30% en los dos últimos meses. La mayoría de los soldados ucranianos habrían sido víctimas de francotiradores y no de bombardeos.

Desde hace varios días Kiev acusa a Moscú de enviar importantes convoyes militares (importante número de tropas y de material militar) a la frontera ucraniana para preparar así la entrada de sus fuerzas militares a los territorios separatistas. Una actividad confirmada tanto por ucranianos como por estadounidenses.

Según afirmó el Gobierno ruso este martes 13 de abril, sus tropas «cerca de la frontera con Ucrania realizan ejercicios». Por su lado, el presidente de Ucrania Volodímir Zelenski visitó el pasado 9 de abril las tropas en el frente.

Hace unos días, el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov había dicho que Rusia «desplaza sus tropas entre los límites de su territorio como quiera. Eso no debe inquietar a nadie y no constituye una amenaza».

Pero este movimiento es visto como una amenaza por Kiev y podría desembocar en una nueva ofensiva en el Donbas. Desde 2014, cuando comenzó el conflicto armado en esa región, han muerto 13.000 personas.

Fin de la tregua y estrategia rusa hacia Occidente

En la segunda mitad de 2020 la guerra en el este de Ucrania logró su tregua más larga. Pero desde enero de 2021 los choques se han multiplicado entre separatistas y tropas ucranianas. Mientras, Moscú y Kiev se acusan mutuamente de bloquear el proceso de negociación.

La violencia en esa zona disminuyó tras los acuerdo de paz de Minsk de 2015 en los que mediaron Francia y Alemania, pero desde entonces no ha habido avance alguno.

Sin embargo, el objetivo de Rusia va mucho más allá y esta movida militar tiene que ver más con su estrategia geopolítica. Por un lado, porque si Vladimir Putin muestra su poder obliga a Occidente a tomar partido en la situación. Prueba de esto es que EE. UU. anunció el envío de dos barcos de guerra al mar Negro y que tanto Washington como París y Berlín pidieron a Rusia detener toda maniobra.

Por otro, porque busca evitar el ingreso de Ucrania a la OTAN. El presidente Zelenski trabaja intensamente por obtener ese boleto de entrada, pidiendo el apoyo de los principales socios de la Alianza Atlántica.

De hecho, este martes 13 de abril el ministro ucraniano de relaciones Exteriores se reunió con Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. También hablo por teléfono con el presidente Joe Biden y con el primer ministro británico Boris Johnson. Esta semana será recibido en París por Emmanuel Macron.

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