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Aunque Estados Unidos e Irán sostienen diálogos indirectos, con la intermediación de las otras potencias firmantes del acuerdo nuclear iraní de 2015, este martes todas las partes acordaron dos grupos de trabajo encaminados a salvar el acuerdo nuclear. El pacto ha estado en la cuerda floja tras el retiro de Washington en 2018 y los consecuentes incumplimientos por parte de Teherán. EE. UU. señaló que la primera jornada de conversaciones fue “constructiva”, pero advirtió que el proceso será “largo”.
Es una pugna sobre qué Gobierno cederá primero. Sin embargo, por ahora, hay un primer paso para que Estados Unidos regrese al acuerdo nuclear e Irán retome el cumplimiento del histórico pacto, denominado Plan de Acción Integral Conjunto.
Se trata del mayor compromiso alcanzado hasta la fecha para restringir el programa nuclear de la República Islámica, que según Occidente podría crear un arma atómica. Fue firmado en 2015, bajo el Gobierno del entonces presidente Barack Obama, y está respaldado por otras potencias, como China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania.
Este 6 de abril marcó el regreso de negociaciones, tras tres años de incumplimientos. En la primera jornada de diálogos en Viena, aunque sin Estados Unidos en la misma mesa, todas las partes acordaron la formación de dos grupos de expertos: uno enfocado en el levantamiento de las sanciones reimpuestas por el Gobierno estadounidense; y el otro centrado en la reanudación de compromisos por parte de Teherán, como las limitaciones de uranio enriquecido.
Justamente una de las mayores dificultades es que ni Washington ni Teherán se han mostrado dispuestos a dar el primer paso. «Hasta ahora, Estados Unidos no ha cumplido la promesa de la campaña (presidencial) de volver a unirse al acuerdo. Por lo tanto, esta oportunidad no debe desperdiciarse (…) Si Estados Unidos levanta todas las sanciones, Irán cesará todas las medidas correctivas», dijo este martes, Majid Takht-Ravanchi, el representante de Irán ante la Organización de Naciones Unidas.
Por su parte, funcionarios del Gobierno estadounidense calificaron el primer acercamiento como “constructivo”, pero también advirtieron que el diálogo será “largo” y prevé “partes difíciles en el proceso”.
«Estas discusiones en Viena, aunque no nos estamos reuniendo directamente con los iraníes, como hemos dicho, es un paso bienvenido, es un paso constructivo, es un paso potencialmente útil mientras buscamos determinar qué es lo que los iraníes están dispuestos a hacer para volver al cumplimiento. (…) Y, como resultado, lo que podríamos necesitar hacer para volver al cumplimiento nosotros», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Desde su campaña a la presidencia, el actual mandatario Joe Biden ha prometido regresar a su país al pacto nuclear, pero también insiste en que levantará las sanciones contra el Gobierno iraní cuando acabe con sus incumplimientos.
Rusia, una de las naciones firmantes del pacto de 2015 y que interviene en esta nueva ronda de conversaciones, también estima que la restauración del acuerdo «no sucederá de inmediato. Tomará algún tiempo. ¿Cuánto tiempo? Nadie lo sabe. Lo más importante después de la reunión de hoy de la Comisión Conjunta es que ha comenzado el trabajo práctico para lograr este objetivo”, sostuvo el enviado de Rusia a la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mikhail Ulyanov, a través de su cuenta de Twitter.
Como parte de las conclusiones de esta primera jornada, Teherán también dejó claro que no negociará nada distinto a lo que ya fue convenido en el acuerdo alcanzado en 2015.
La administración de Biden señaló previamente que quiere construir un «acuerdo más extenso y fuerte» que se ocuparía de otros problemas, incluido el programa nuclear a largo plazo de Irán, su desarrollo de misiles balísticos y su apoyo a las fuerzas de poder en todo el Medio Oriente.
¿Qué fue acordado en el pacto nuclear de 2015?
Los puntos clave de ese pacto se centraron en que Irán no produciría uranio altamente enriquecido durante los 15 años siguientes a la firma del acuerdo, prescindiría del 98 % del material nuclear en sus manos y eliminaría dos tercios de las centrifugadoras instaladas en sus plantas atómicas.
A cambio, la Organización de Naciones Unidas se comprometió a levantar todas las sanciones impuestas contra Teherán, pero con algunas salvedades. Las sanciones sobre armas se mantendrían por un periodo de cinco años y, en el caso de los misiles balísticos, por ocho años. Para su retiro, Irán debía cumplir con los «pasos básicos» del acuerdo.
Estas determinaciones trajeron una relación satisfactoria para ambas partes, pero breve.
¿Qué fracturó el acuerdo hasta llegar a las actuales negociaciones?
El plan fue incumplido por las dos partes. El principal punto de quiebre se dio con el retiro de Washington del convenio en 2018, impulsado por el entonces presidente Donald Trump, quien alegó violaciones de la Administración de Rohani a lo convenido.
Desde agosto de 2020, el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció la reimposición de medidas contra la República Islámica. El pasado septiembre, Trump restableció de forma unilateral todas las sanciones internacionales contra la República Islámica, pese a que la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se opusieron, al considerar que Washington no tenía derecho a apelar a dicha medida tras haber abandonado el convenio. Otras retaliaciones económicas llegaron en noviembre.
Entre los resultados, Washington sancionó a 50 bancos iraníes y más de 700 personas relacionadas principalmente con la industria naviera, impuso sanciones a su sector energético, a las transacciones relacionadas con petróleo, un duro golpe para la potencia nuclear de donde procede gran parte de sus ingresos.
También a las transacciones de instituciones financieras extranjeras con el Banco Central de Irán e instituciones financieras iraníes, a la prestación de servicios especializados de mensajería financiera al Banco Central de Irán e instituciones financieras iraníes.
Asimismo, canceló la autorización para entidades extranjeras bajo control de Estados Unidos para que desarrollaran actividades con Teherán o personas sujetas a la jurisdicción de ese Gobierno, entre otras medidas.
El presidente Hassan Rohani advirtió a Estados Unidos que “no se juega con la cola del león” y respondió con un aumento del refinamiento de uranio. Inicialmente, al 4,5 % y, más recientemente, en enero, lo incrementó al 20 %, según un reporte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Se trata de niveles muy por encima de lo acordado: 3,67 %, aunque todavía lejos del 90 % que se necesita para producir un arma atómica.
Además, la OIEA aseguró que la República Islámica disponía de 2.967,8 kilos de uranio enriquecido, diez veces más de lo que inicialmente estaba permitido en el acuerdo internacional. Además, una pequeña parte –17,6 kilos– fue enriquecida hasta el 20 % de pureza.
Irán presiona por resultados antes de sus elecciones presidenciales
Las sanciones siguen impactando fuertemente la economía iraní. Desde que fueron anunciadas, el rial perdió un 80 % de su valor en el último año y la tasa de cambio con el dólar se triplicó desde el anuncio del presidente Trump.
La situación incluso ha desembocado en fuertes protestas contra las autoridades iraníes por la caída de su moneda.
Ahora, meses después, con Estados Unidos bajo el Gobierno de Joe Biden, Irán presiona para que se le retiren todas las aprobaciones en su contra sin condiciones. Dos días antes de reiniciar conversaciones indirectas en Viena, advirtió que no acepta un levantamiento gradual de sanciones como ha propuesto Estados Unidos.
La Administración de Rohani, asfixiada por un descalabro económico, intenta presionar por un acuerdo antes de las elecciones presidenciales de su país, el próximo junio.
Los diplomáticos que participan en la ronda de conversaciones señalaron que las conversaciones se extenderían al menos durante varias semanas.