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El príncipe Hamzah, antiguo heredero al trono de Jordania, juró este lunes lealtad a su hermanastro, el rey Abdalá II, tras un fin de semana de inestabilidad política por un supuesto complot en contra del monarca. El príncipe estuvo retenido en su domicilio durante dos días tras ser acusado de traición a la corona y sedición, por estar presuntamente implicado en una trama para desestabilizar el país. 

La paz ha vuelto a la Casa Real jordana. Después de un fin de semana marcado por la tensión en la monarquía de Jordania, el príncipe Hamzah bin Hussein, parece haber dado marcha atrás para reconciliarse con su medio hermano, el rey Abdalá II. 

Acusado de estar al mando de un complot para desestabilizar el país y la corona, Hamzah fue puesto bajo arresto domiciliario -como denunció en un vídeo difundido por redes sociales- junto a otras 16 personas, también detenidas, entre el que se encontraba otro miembro de la familia real. A pesar del revuelo generado, el antes heredero del trono dejó claro en el mismo vídeo que no cumpliría con la restricción de movimiento impuesta, desafiando a las fuerzas del Palacio de Raghadan. 

Pero, ahora, parece habérselo pensado mejor. Este lunes el príncipe juró fidelidad al rey Abdalá II a través de una carta firmada con su puño y letra y difundida por la Casa Real. 

«Me pongo en manos del rey, confirmando que mantendré el compromiso de mis padres y abuelos, fiel a su legado, y seguiré sus pasos, fiel a su trayectoria, a su mensaje y al rey, acatando la Constitución del reino hachemita de Jordania», dice el mensaje, publicado en la página web de la Casa Real.

La Corte publicó la nota oficial poco después de haber informado en su cuenta de Twitter que Abdalá II, decidido a resolver este asunto «en el marco de la familia hachemita», había encargado a su tío el príncipe Al Hasan mediar con Hamzah y que éste se había comprometido a acatar el procedimiento indicado por el monarca para ello.

Casa Real Jordana

Hamzah estaba acusado de conspirar junto a actores extranjeros para injerir en el Ejecutivo del país, encabezado por su hermanastro, razón por la que ya hacía tiempo que estaba bajo vigilancia. Especialmente, por sus vínculos con un israelita que formó parte del servicio de inteligencia israelí del Mosad, Roy Shaposhnik, y el exjefe de la Corte, Bassem Awadallah. Además de haberse estado reuniendo con miembros tribales beduinos, opositores al reino del regente. 

Jura lealtad al monarca pero remarca la incompetencia del Gobierno

El príncipe Hamzah negó enérgicamente su presunta implicación en una conspiración contra la corona. No obstante, puso en relieve «la incompetencia que ha prevalecido en nuestra estructura de gobierno en los últimos 15 o 20 años», que son, prácticamente, los que lleva Abdalá II en el trono.

Como ya había hecho muchas veces en el pasado, también denunció la corrupción imperante en el país y el modelo oligárquico impuesto, que solo beneficia a unos pocos. «Se creen que están por encima de la vida y la dignidad de más de diez millones de personas que viven aquí», atacó el miembro de la realeza en una grabación difundida por la cadena británica ‘BBC’. 

Las duras declaraciones de Hamzah respecto a la corona llegan en un momento en el que la población jordana presenta un gran descontento por la gestión de la pandemia. Un enfado que aumentó con la muerte de nueve pacientes con Covid-19 por falta de oxígeno en un hospital recién construido, y que fue achacado a la mala gestión de la pandemia y a la corrupción interna de los funcionarios. 

Tras el incidente, el príncipe acudió personalmente a las casas de los fallecidos para darles el pésame, en lo que algunos consideraron como un intento de eclipsar al monarca, que había acudido al hospital para tranquilizar a la población. 

Los roces en la familia hachemita vienen de largo. En 2004, Abdalá II derogó el título de heredero del trono a Hamzah, como había sido designado por su difunto padre, el rey Hussein. Razón por la que muchos medios locales y gran parte de la población creen que el príncipe podría albergar rencor contra el actual monarca.

Aunque este no representa una amenaza real para la monarquía, ya que Abdalá II goza del apoyo del Ejército jordano, que dijo estar preparado para hacer frente a «cualquier intento de socavar la seguridad del Estado y desestabilizar el reino» respecto a los últimos hechos.

Desde el primer momento, los vecinos y aliados de Jordania expresaron su solidaridad con el rey, un importante socio de Estados Unidos, y aseguraron que lo respaldarían en cualquier situación. 

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